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a respuesta
inmediata para algunas personas es «no». Sin embargo, tras una reflexión
posterior, y después de pensar en la participación diaria en el mundo digital:
casi todos dedicamos tiempo diariamente en la red, formamos parte de la nueva
era de las redes sociales, quien más y quien menos conoce alguna red social
-aunque sea el whatsapp, que también lo es- y prácticamente se han convertido
en herramientas imprescindibles para comunicarnos. Casi todos utilizamos uno o
más dispositivos simultáneamente, y casi todos estamos en contacto con socios,
familiares, compañeros o amigos principalmente a través de medios digitales.
Dicho esto muchas personas probablemente reconsiderarían su respuesta y se
darían cuenta de que «sí» son, de hecho, ciudadanos digitales. Ahora bien,
demos otra vuelta de tuerca a la pregunta inicial y repensemos.
ámbitos
virtuales que cada vez más se mezclan con lo que conocemos como realidad. Uno
de los propulsores de la noción de una Ciudadanía Digital es Jason Ohler, quién
en su libro “Comunidad Digital, Ciudadano Digital” (2011) reflexiona si el
concepto tradicional de ciudadanía puede quedar corto frente a la vivencia
digital. Una nueva perspectiva de ciudadanía ha entrado a la narrativa pública
que se siente tan diferente que le hemos dado su propio nombre: ciudadanía
digital.
Ávila
(2016) destaca el carácter igualitario de la ciudadanía digital “al tener la
posibilidad de emitir información, no importando edad, género, condición
económica u otra situación que pueda establecer una exclusión” (Ávila, 2016:
1). Añade que ser ciudadano digital y usuario de las TICs “se sostiene en la
responsabilidad, la ética, la legalidad y la justicia con sus dimensiones
humanas, culturales y sociales” (Ávila, 2016: 3). En el 2000, Mike Riddle
delimitó los nueve elementos de la Ciudadanía Digital, derivados de los
primeros
estándares
de la Sociedad Internacional para la Tecnología en la Educación (ISTE por sus
siglas en inglés) acerca de la educación en tecnologías. Estos elementos han
evolucionado y se han actualizado con el paso de los años, pero actualmente se
definen como: acceso, comercio, comunicación, alfabetización digital, etiqueta,
ley, derechos y responsabilidades, salud y bienestar y seguridad.
Riddle
(2017) agrupa estos temas bajo tres principios: Respetar, Educar y Proteger.
Cada uno de estos principios tiene dos aspectos: el primero tiene que ver con
el uso que hace el individuo de la tecnología y el segundo es la
responsabilidad que el usuario tiene de hacer lo mismo por los demás, algo que
los ayuda a enfocarse en la empatía por otros. De este modo, el principio de
Respeto por sí mismo y los demás, se refiere a los elementos de etiqueta,
acceso y leyes. El principio de Educar (a sí mismo y a otros) contiene la
alfabetización digital, comunicación y comercio. Mientras que el principio de
Protección se refiere a derechos y responsabilidades, seguridad y salud y
bienestar.
Acerca
del uso de las herramientas de la web, Jaume Carbonell habla del conectivismo
como “una teoría del aprendizaje superadora del conductismo y el
constructivismo que incorpora elementos de las teorías sistémica, de la
complejidad, de las ciencias del caos, de las redes y de la neurobiología”
(Carbonell, 2015: 30). En la práctica, dice Carbonell, este concepto exige
entre otras cosas, conocimiento y conversación abundante, colaboración y
participación social activa y, añade, “empoderamiento y formación para la
ciudadanía digital”. Este autor destaca que el empoderamiento individual y
colectivo genera dudas acerca del valor crítico y la fiabilidad del contenido
que se genera en la red y menciona la paradoja “que la sociedad del
conocimiento genera desinformación e ignorancia” (Carbonell, 2015: 31).
Cada
elemento de la Ciudadanía Digital representa aspectos de reflexión y
aprendizaje que colocados en un contexto educativo permiten no solo encontrar
oportunidades de enseñanza tecnológica sino también axiológica. Así lo señalan
Curran, Ohler y Ribble (2017): “la Ciudadanía Digital es una nueva área de
interés que extrae, reinterpreta y encuentra maneras nuevas y enfocadas de
aplicar la ética del pasado al mundo futuro de tecnología emergente” (p. 3).
la
mayoría de padres, tutores y maestros tienen como reacción inicial el miedo,
tanto a los riesgos reales que representa el acceso indiscriminado y libre al
internet como a no tener la suficiente preparación e información para guiar a
los menores en su buen uso. Como resultado de ese miedo y desconocimiento las
primeras acciones son prohibir y limitar el acceso. El artículo de Impero
Software “Ciencia preventiva: un marco referencial para la Ciudadanía Digital”
propone un enfoque positivo de la tecnología y señala que aunque la seguridad y
otros temas son de crítica importancia “los esfuerzos emergentes en Ciudadanía
Digital están expandiendo las conversaciones y la cultura para incluir la
celebración y el acompañamiento de los niños en usos positivos de la
tecnología” (Impero Software, 2017: 6)
Para
poder educar no solo en la parte conceptual y utilitaria de las TICs, se debe
proveer información y reflexión, estructurada de acuerdo a la edad y a los
intereses. La ISTE tiene estándares para la educación en tecnologías dirigidos
a varios niveles: estudiantes, educadores, líderes de la educación, pensamiento
computacional, instructores y educadores en ciencias de la computación. Los
estándares para estudiantes (2016) plantean los siguientes criterios:
estudiante empoderado, ciudadano digital, constructor de conocimiento,
diseñador innovador, pensador computacional, comunicador creativo, colaborador
global. A cada término le corresponde una rúbrica detallada de diversas
habilidades relacionadas con el uso de la tecnología para el proceso
enseñanza-aprendizaje
La
ciudadanía digital, a decir de Ávila, es “un reto educativo porque no solo
depende de tener acceso a las tecnologías o de saber cómo funcionan sino los
usos que se le dan” (Ávila, 2016: 5). El ciudadano digital accede a discursos
en formatos variados, participa activamente en herramientas de comunicación,
principalmente redes sociales, usa recursos multimedia y participa con
responsabilidad en lo virtual (Ávila, 2016: 10). Las diferentes dimensiones de
este proceso dan cuenta de su complejidad:
Ciudadanía
digital |
Los
teléfonos inteligentes conectados a internet abren un mundo de posibilidades
de uso de herramientas y acceso a la información a usuarios de todas las
edades, cada vez más tempranas |
Hay
riesgos al ser un ciudadano digital como el robo de la identidad |
La tecnología es una herramienta y
nosotros decidimos la manera en la cual la usamos |
Las
redes sociales no solo son espacios casi omnipresentes en la sociedad digital. |
Tener
cuidado con las creaciones digitales. |
||
Al
ser ciudadanos digitales tenemos acceso a mucha información lo importante es
que haremos con ella. |
|
||
Entender
que todo lo que hagamos en la web tiene consecuencias en la vida real. |
La
tecnología es realmente importante pero lo que más debe importar es lo que
hacemos con ella |
||
Cultivar
y manejar su identidad digital y reputación y sean conscientes de la
permanencia de sus acciones en el mundo digital. |
Demostrar
una comprensión y respeto por los derechos y obligaciones de usar y compartir
propiedad intelectual. |
||
Tecnología |
Teléfono digital |
||
ciudadanía
al mundo virtual |
La
penetración de internet |
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